Intervención urbana. Barcelona, mayo de 2000
Instalamos un paso cebra en la parte peatonal de la Rambla Guipúscoa de Barcelona, en sentido perpendicular a los viandantes. Este paso cebra, a tamaño natural, estaba confeccionado con prospectos de psicofármacos que habíamos ido tomando, plastificados. Transversalmente, unas huellas recortadas en el papel marcaban un camino imaginario que finalizaba frente a la comisaría de la Verneda, en la que se encuentra la Unidad de Extranjería de la Policía en Barcelona. Para obligar a los peatones a atravesar el paso cebra en sentido anómalo, habíamos dispuesto unas vallas y cinta plástica de la Guardia Urbana que impedían el paso por cualquier otro lugar.
Con esta intervención queríamos unir dos conceptos, el tráfico inmigratorio y la cuestión de los refugiados -tema sobre el cual hemos desarrollado una serie de obras a la cual este trabajo pertenece-, con el de la medicación psiquiátrica como último refugio que se ofrece a todo aquél que está descontento con la sociedad en la que le ha tocado vivir y ahondar en la reflexión sobre la identidad en nuestra sociedad, en los recursos que provee para salvar la desestructuración de nuestro territorio psíquico y social y en la necesidad de encontrar un refugio en un mundo en el que hemos perdido territorio espiritual.